jueves, 1 de septiembre de 2011

Conferencia magistral del Nobel Dr. Mario Molina.

México, D.F., 31 de agosto de 2011. El doctor Mario Molina, Premio Nobel de Química 1995, dictó hoy una conferencia magistral en el marco del Quinto Congreso Nacional de Educación y Tercer Encuentro Nacional de Padres de Familia, en el Centro Cultural México Contemporáneo, acto en el que previamente el profesor Juan Díaz de la Torre dirigió un mensaje en el que afirmó que en el gran cambio que propone el sindicato, la enseñanza de las ciencias es determinante, ya que una educación de calidad no puede aislarse del conocimiento científico, pues desde los primeros grados es necesario despertar en niños y niñas la curiosidad por la ciencia. A continuación, las palabras del Secretario General Ejecutivo del CEN del SNTE, antes y después de la conferencia magistral mencionada.

Muy buenos días a todas y a todos. Agradezco en nombre del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, la presencia de nuestras y nuestros invitados, a los señores representantes de las asociaciones de padres de familia en el país, a los señores y señoras legisladores, senadores, diputados, académicos, investigadores, representantes de las organizaciones sociales, a los dirigentes de la organización sindical en cada una de las secciones sindicales del país, a los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional, a los representantes de los partidos políticos y fundamentalmente a todos nuestros maestros y maestras y representantes de la sociedad que en este momento en tiempo real se encuentran en todas las ciudades capitales del país siguiendo este evento que para nosotros es una oportunidad extraordinaria.

Hoy vamos a reflexionar sobre un tema crucial para el desarrollo nacional y para la formación del capital humano en México.

Dialogaremos sobre la enseñanza de las ciencias de nuestro sistema educativo, como uno de los factores más determinantes para el futuro del país y tendremos la enorme oportunidad de hacerlo con uno de los científicos más reconocidos a nivel mundial, una personalidad que es orgullo de los mexicanos, el Premio Nobel de Química en 1995, el doctor, el profesor Mario Molina.

Muy buenos días, doctor.

Sea usted bienvenido a la casa de los trabajadores de la educación, nos sentimos muy honrados con su presencia, orgullosos de tenerlo aquí con nosotros, para compartir su conocimiento, su experiencia, su compromiso con la enseñanza científica, la investigación y el cuidado del medio ambiente.

Le agradecemos mucho su participación en este conjunto de conferencias magistrales que nuestro sindicato está realizando como parte del Quinto Congreso Nacional de Educación y del Tercer Encuentro Nacional de Padres de Familia y Maestros.

Este congreso y el encuentro entre padres de familia, son los espacios que hemos creado para impulsar la construcción de convergencias, entre maestros y sociedad, entre académicos, investigadores, organismos empresariales, organizaciones sociales y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

Tenemos la certeza de que sólo con la más amplia participación y corresponsabilidad entre los actores sociales, económicos y políticos, podemos afrontar el reto de transformar el sistema educativo nacional.

Nuestro objetivo es transformarlo para renovarlo, para dotarlo de mayor equidad, para que esté abierto a todos los niños y jóvenes, para que ninguno deje de estudiar por falta de oportunidades, por condiciones adversas o por falta de recursos económicos.

Nos anima en este esfuerzo no sólo un entrañable compromiso gremial con nuestros niños y jóvenes, sino la certeza de que la educación es el bien público que genera mayores impactos sociales y de desarrollo humano por ser el mejor distribuido y entregado en el espacio nacional y porque en ella los mexicanos ubicamos las mayores expectativas de libertad, de justicia, de democracia, de equidad y de movilidad social y además de un futuro mejor para la vida comunitaria y laboral.

En el gran cambio que estamos proponiendo, la enseñanza de las ciencias es determinante, una educación de calidad no puede aislarse del conocimiento científico, desde los primeros grados es necesario despertar en niños y niñas la curiosidad por la ciencia, por la maravilla de los procesos científicos que los procesos científicos nos han descubierto y lo siguen haciendo, por el conocimiento que nos depara y por su trascendencia en la vida social.

En México, lo sabemos bien, a pesar de nuestro enorme potencial, tenemos un gran atraso científico y tecnológico. En la actualidad los recursos destinados a investigación en estos temas, no llega ni siquiera al punto cinco por ciento del Producto Interno Bruto.

Necesitamos más profesionistas con grados de maestría y doctorado, más jóvenes que se interesen por la ciencia y su desarrollo y también por hacerla más cercana y accesible al ciudadano común.

No podemos vivir ajenos a las realidades científicas y su trascendencia, si nos encontramos en la era del conocimiento y de las tecnologías.

En la época de una creciente sensibilidad y preocupación por la preservación del medio ambiente.

México necesita, efectivamente, de investigadores y científicos para competir con el mundo y para cimentar sobre bases sólidas su propio desarrollo.

La gran brecha que separa a las naciones desarrolladas de las economías emergentes y en mayor medida de las sociedades más pobres, es la brecha científica y tecnológica, la desigualdad educativa, los rezagos de la incorporación a la era del conocimiento y desde luego, la enorme diferencia en la formación de capital humano y social.

Las posibilidades de acceder al desarrollo y la oportunidad para generar bienestar y riqueza, dependen en nuestra era básicamente de la capacidad que tengamos para apropiarnos y para generar conocimiento.

La educación, la ciencia, la investigación y la tecnología son ahora las condiciones para el desarrollo y la investigación.

Si no logramos entenderlo cabalmente y si no hacemos un esfuerzo verdadero para lograr que desde la educación básica los niños y los jóvenes se interesen en el estudio de las ciencias y en la investigación, difícilmente nuestro sistema educativo cumplirá la misión de construir un futuro más justo y con mayor oportunidad para los mexicanos.

Como lo ha dicho el doctor Molina: “Nuestro país necesita una educación de calidad que inspire a los mexicanos a acercarse a la ciencia desde la más temprana edad, una educación que despierte en los niños y jóvenes el interés de investigar”. Cierro la cita.

Precisamente por ello, el 5º Congreso Nacional de Educación quiso invitar al doctor Mario Molina a que nos dirigiera unas palabras que, sin duda, serán un gran estímulo para nuestra tarea y nuestro compromiso.

Él es, precisamente, un científico que ha utilizado la ciencia para ponerla al servicio de la sociedad, de la comunidad humana de nuestro planeta y al servicio también de la preservación de nuestro maravilloso y riquísimo medio ambiente.

Cuando un personaje de su talla, doctor Molina, nos acompaña para ilustrarnos, orientarnos y también hay que decirlo, para contribuir a nuestra educación como educadores, sabemos que estamos en el camino correcto, para mejorar la educación del país, para hacerla más democrática en la práctica y en su diseño.

No me queda más que cederle la palabra a nuestro Premio Nobel 1995 y un mexicano que nos enorgullece a todos nosotros.

Bienvenido Doctor.

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