miércoles, 23 de enero de 2013

Una palabra estorba a la reforma: Elba Esther Gordillo

La lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación cuestiona que se condicione la “permanencia” a la evaluación; “si el Estado perdió rectoría, que Chuayffet diga quién la tenía”, señala.


La lideresa magisterial reveló la decisión de transparentar el destino de los recursos del gremio.

Enero de 2013, México • La lideresa magisterial, Elba Esther Gordillo, afirmó que la supresión de una sola palabra de la reforma educativa permitiría al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) retirar su objeción y sumarse sin reservas al proyecto.

“Es una palabra, en mi opinión perversa, que creo quienes estuvieron en esa mesa metieron y que hubo resistencia del PAN para que desapareciera, y del propio PRD los dos partidos y yo creo que hasta el PRI: la permanencia. La permanencia pervierte la propia evaluación, va contra la evaluación”, acusó.

En una conversación con Carlos Marín, Gordillo se refirió así al articulado de la reforma educativa que condiciona la permanencia de los maestros en el sistema educativo a la evaluación obligatoria.

La reforma fue aprobada ya por la mayoría de los congresos locales y se prevé que la Comisión Permanente del Congreso de la Unión haga la declaratoria de constitucionalidad en su sesión de mañana, mientras que el Senado y la Cámara de Diputados discutirán las respectivas modificaciones a la ley secundaria en el próximo periodo de sesiones.

En su plática con Carlos Marín, la presidenta del SNTE reveló, además, la decisión de transparentar el destino de los recursos del gremio, a través de un observatorio ciudadano integrado por representantes de la iniciativa privada y avalado por organismos internacionales.

“Creo que en el mundo solo hay tres y en ese observatorio tendremos que rendir cuentas de los dineros y de lo que somos eficientes sindicalmente”, puntualizó.

Profesora, a mí me impone estar con una mujer que lidera el mayor sindicato que hay en México, uno de los más grandes de América Latina…

Así es.

El caso es que a mí me sorprende, profesora, haberle escuchado en otras ocasiones, hace ya años o meses, una serie de expresiones que yo diría que empatan plenamente, según yo, con la nueva ley de educación o la reforma a la educación que ha promovido el presidente Enrique Peña Nieto. A mí me sorprendió que hace unas semanas usted declarara no una guerra, pero sí una especie de movilización pacífica o no sé cómo le llame, sin matar clases, a una protesta contra esa reforma educativa. ¿Cuál es el conflicto? Usted seguramente, hay que deducirlo, está en contra de la calidad de la enseñanza, en contra de la evaluación al magisterio, cosas que yo a usted la había escuchado algo distinto. ¿Cuál es el problema?

Primero, ¿qué me interesa?, un principio de sentido elemental de cualquier maestro, del maestro más modesto, de su dirigencia, como deber, también tenemos hijos, es tener una educación de excelencia, de gran calidad, que nos permita en el contexto mundial y nacional estar en condiciones de garantizar una vida en paz, de garantizar armonía entre todos, de tener alta competencia, de poder acceder a un empleo, de tener conocimientos, valores que son medulares. Entonces, sí estamos con la reforma y no solo estamos con la reforma, estamos de acuerdo con los puntos por una razón elemental. Hace un momento, decías Carlos, que el presidente Peña es su reforma.

Yo quiero aclarar que es una reforma que surge de un pacto donde está el PAN, el PRD y el PRI. Lamento muchísimo, profundamente, que los señores del PAN por sus conflictos internos, de orden político, no califico personas, pero por sus conflictos, no hayan estudiado un poco y revisado a fondo lo que hicieron sus dos gobiernos, el del ex presidente Fox y el del ex presidente Calderón. ¡Lo lamento! De los del PRD, bueno, ni lo analizo más por una razón elemental: siempre han estado apoyando a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, a los que faltan y a los que no les importa qué pase con México.

Es decir, el PRD normalmente ha estado asociado a la CNTE y en contra de usted…

Así es, pero no mi contra… yo creo que el problema ese ya no solo es un problema sindical, no es un problema intragremial; es un problema de gobierno, de Estado.

Ya iremos a eso, queda planteado, pero por lo pronto le extraña que el Partido Acción Nacional se olvide, dice, de lo que hicieron dos de sus presidentes: Fox y Calderón. ¿De qué se olvidan?

Con el presidente Fox armamos el Instituto Nacional de Evaluación Educativa. Fue una de las primeras grandes acciones, nada más que el Instituto de Evaluación lo conformaba el SNTE, empresarios y la autoridad educativa. Lo que nosotros pedimos después es que se volviera un órgano independiente.

Eso está planteado en la nueva ley…

Que fuera independiente del gobierno e independiente del sindicato, que realmente le diga tanto a la SEP como al sindicato en qué estamos fallando, no calificando, evaluando, para ir corrigiendo nuestras deficiencias. Eso lo hicimos. Hicimos la gran reforma a la secundaria, donde está nuestra crisis, y la hicimos con el presidente Fox, siendo entonces secretario no un recomendado mío, ¿eh?, no siendo alguien que yo tuviera nada que ver, que fue el doctor Reyes Tamez, con quien logré establecer una relación de amistad, de afecto y de cordialidad. Hicimos entonces algo que nos criticaron mucho, lo de Guía de Padres de Familia; usted recordará, un programa para orientar a los papás de su responsabilidad.

Pero hubo un evento de gran trascendencia, que se llamó el Compromiso Social por la Educación. Este evento se celebró en Antropología e Historia y estuvo la crema y nata de la sociedad mexicana, desde banqueros, empresarios, Televisa, TV Azteca, Slim, don Roberto Hernández y gente común, intelectuales, mucha gente, y ahí dijimos que la educación era tarea de todos, que era un compromiso y que todos teníamos que entrar con seriedad. Yo creo que ese fue un magnífico logro que nos permitió avanzar en esto y nos fuimos a perfeccionar el sistema de carrera magisterial.

Con el presidente Calderón también tuvimos avances muy importantes. Uno que me parece medular, los consejos de participación social, que los padres de familia y otros actores puedan incidir en el proceso de enseñanza, en el proceso educativo, en que tengamos mejor relación con ellos, que podamos orientar a los padres.
¿Otro sería el concurso por las plazas?

No. Bueno, esa fue una propuesta de nosotros, no fue del gobierno, que 50 por ciento de las plazas definía a quién dárselas, a la SEP, y el otro 50 lo definía el sindicato. Es un acuerdo que así tienen muchos sindicatos. Nosotros dijimos, estamos cansados de que haya este argumento de que siempre nos cuestionan que las plazas se venden, o las vende la burocracia…

El gobierno o el sindicato…

O las vende mi burocracia, que la puede haber, y la combatimos, yo no estoy diciendo que somos perfectos. Entonces dije, pongo mi 50, ponga la SEP su 50 y vamos a hacer una evaluación de concurso.

¿Es con Alonso Lujambio con quien empieza a tratarse esto de la evaluación?

Las cosas de fondo, sí, sí, bajo palabra de honor, bajo palabra y no miento.

Qué lástima que se hubiera enfermado entonces, porque con suerte no estaríamos en este conflicto.

Qué pena, porque además no se deben olvidar ustedes de algo, qué pena, porque estuvimos muchos meses sin secretario de Educación. Hubo un comisionado, que además era el que manejaba la campaña, en fin, no me voy a meter a la política de alguien que jugaba por la Presidencia de la República, pero con Lujambio fueron los consejos de participación social, la evaluación y el gran problema que nos metimos con los empresarios.

¿Entonces cuál es el problema con esta reforma?

Hay un asunto que es medular, no hagas cosas buenas que parezcan malas, no amenazas, exhorta. Los maestros no están para que los amenacen.
¿Y dónde está la amenaza?

En una palabra, en mi opinión perversa, que creo estos que estuvieron en esa mesa metieron y que hubo resistencia del PAN para que desapareciera, y del propio PRD. Los dos partidos y yo creo que hasta el PRI: la permanencia. La permanencia pervierte la propia evaluación, va contra la evaluación.

Perdón, yo creo que una persona que no se desempeña como se espera en su trabajo, pues ni hablar, que se dedique a tocar violín o violón, que se dedique a otra cosa.

Sí, nada más que hay reglamentos. Si las condiciones generales de trabajo, que desde 1943 están, hay que adecuarlas, las adecuamos, pero no las han querido revisar, pero a ver, aclaremos: un maestro que falta, a sus tres faltas se le exhorta a no faltar y se le descuenta. Un maestro que incide faltando otros tres días es sujeto a cese, así lo marca la ley.

La rectoría del Estado en materia educativa, según ha reconocido el secretario Emilio Chuayffet, la perdió. Ergo, la acaparó el SNTE…

No, ¿por qué? Que la recupere y que la recupere es que cumpla sus funciones entonces en razón de qué. La rectoría del Estado también está marcada en el tercero constitucional.

Pero, perdón, si el Estado perdió la rectoría, ¿quién rectoreó la ecuación?

Pues yo no sé, que lo expliquen.

Algo debe saber. Usted tiene obligación de saber.

No, no, no. Lo que yo puedo decir es que ha habido deficiencia en el manejo de la SEP. ¿Cuántos secretarios han pasado de Educación en varios sexenios? ¿Cuántos pasaron con el presidente Salinas? ¿Cuántos pasaron con el presidente Zedillo? ¿Cuántos pasaron…? Con el único que mantuvimos uno los seis años fue con el presidente Fox, y con el presidente Calderón, la que llegó en primer término, llegó pensando en otro asunto, que no en la SEP, y luego el que se queda, se nos enferma y se muere. Entonces, perdón, ha habido omisión de la propia secretaría.

Pero a lo que me refiero, maestra, y le pido a usted que sea muy directa en su respuesta, es si la rectoría del Estado la perdieron los gobiernos tanto del PRI como del PAN, ¿quién rectoreó la política educativa? Yo digo, pues Elba Esther Gordillo y su sindicato. Si no es así, dígame quiénes se hicieron cargo de esa…

Yo creo que el Estado mexicano ha sido omiso en su responsabilidad…

¿Por dejarle todo el poder a usted?

No, ojalá. Y digo ojalá si se tratara de poder para hacer cosas. No, no. Si se tratara para hacer cosas. No, no, vamos aclarando. Uno, primer asunto que el Estado, en mi opinión, debe recuperar y debemos revisar a fondo. ¿Es la educación la que está mal o es nuestro sistema educativo? Sí es la educación, nada más que la educación es general, pero el sistema es una responsabilidad del Estado mexicano y es un deber y una obligación de cualquier gobierno de darla laica, pública, gratuita, popular y en todos los niveles. Segundo, que sí sea de excelencia y de calidad, ¿por qué?, porque pasamos de una escuela popular a una escuela moderna, a una escuela diferente, ya no estamos en el siglo XX; sin embargo seguimos operando como en el siglo XX o siglo XVIII. Entonces, lo que la SEP quiere es un cambio estructural, de a de veras y de fondo.

Entre otras cosas, según su iniciativa. Los profesores que sean evaluados y no den el ancho, pues está en riesgo su permanencia.

Ahí sí que me perdone, no coincido ni con el Presidente, ni con su mesa, ni con ellos. Eso es lo que no podemos permitir, por una elemental razón.

Usted dice que no son responsables de la totalidad del resultado del aprovechamiento escolar.

No, no, no, no somos. Sí tenemos una parte medular, no lo dudo, para educar se requiere del maestro, pero necesitamos nuevas tecnologías.

¿El problema actualmente del sindicato frente a la reforma educativa se centra en la palabra permanencia?

Sí.

Es decir, si no corrieran el riesgo los profesores de, digamos, ser despedidos…

No tenemos ningún inconveniente.

¿Y adelante la reforma?

Adelante toda, adelante. Ya está, insisto.

El gobierno está enviando cartas a todo el magisterio, diciendo que no corre ningún riesgo de perder sus fuentes laborales…

De eso tenemos que tener la garantía, nada más. Que esa palabra no esté.
Entonces que quiten la palabra...

Que la revise el Congreso.

Quedaría en la Constitución, ¿verdad?

Además es anticonstitucional, por muchas razones, hay una ley laboral, y entonces yo creo que esa palabra, que además la discutí, la analicé en varios niveles, pues es mi deber, fue mi deber antes de llegar a ese Consejo Nacional. Se los dije: no es así, no puede ser. Si hay una frase en esa parte que dice “se respetarán los derechos de los trabajadores, ta ta ta”, pero el solo hecho de la palabra a cualquier maestro le genera incertidumbre, y al que vaya a ser maestro, lo mismo.
¿Si quitan la palabra no hay problema?

No, ninguno.
Es o no cierto que tienen razón quienes a propósito de la reforma educativa han insistido, adversarios de usted, dentro y fuera del SNTE, en poner en tela de juicio su liderazgo, su antidemocracia, su falta de transparencia, o eso dicen, del sindicato, el manejo de las finanzas, y me gustaría que usted me respondiera concretamente lo que le estoy diciendo.

Una, ni soy líder moral ni soy una líder permanente ni los adjetivos que han puesto. He sido electa, por voto secreto, ahí está, se demostró públicamente por mis compañeros como dirigente. Yo soy dirigente que da la cara, no estoy atrás del trono, y todo el tiempo que he estado es así.

Respecto a la transparencia, acabamos de tener una gran reforma educativa, en donde tendremos un observatorio que será único en América Latina, ya no digamos solo en México, y creo que en el mundo solo hay tres, y en ese observatorio tendremos que rendir cuentas de los dineros y de lo que somos eficientes sindicalmente.

¿Una reforma educativa dentro del sindicato?

No, no es una reforma educativa dentro del sindicato.

¿Una reforma administrativa?

Una reforma sindical, perdón, es que tú me intimidas más de lo debido. La reforma estatutaria no la hemos dado a conocer, porque entramos a este conflicto, pero tenemos una de las reformas de mayor trascendencia en el mundo gremial.

A ver, yo que pago mis impuestos, ¿voy a saber, metiéndome a la computadora, a dónde va cada peso del erario que llega, por vía de las cuotas al sindicato?

Sí, pero no solo por una página de Internet, sino a través de un observatorio que no tiene nada que ver con el sindicato y que será de iniciativa privada y avalado por órganos internacionales.

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