México, D. F., 3 de septiembre de 2012. El doctor Emilio
Zebadúa, Presidente de la Fundación SNTE, señaló ayer en su colaboración para el
periódico El Universal, que cuando las ONG exigieron compromisos del presidente
electo durante la campaña redujeron la agenda educativa a temas políticos, de
control y disciplina de la organización sindical del magisterio, por lo que
ahora que la organización empresarial más activa en la política de la educación,
Mexicanos Primero, ha iniciado una campaña de opinión pública más, ésta no está
dirigida a mejorar la educación sino a socavar la estructura del sindicato de
maestros.
El también director de la Revista AZ de Educación y Cultura,
advirtió además, que el riesgo que se corre de seguir esta ruta es que se
imponga la visión reduccionista o, peor aún, distorsionada de lo que se necesita
para mejorar la calidad educativa. Si en cambio el objetivo en que coincidimos
es elevar la calidad educativa, entonces Mexicanos Primero no tiene una
propuesta para el país en materia educativa.
Por su importancia, a continuación se reproduce el artículo
mencionado.
¿Sin educación?
Emilio Zebadúa | 02 de septiembre de 2012
Según una interpretación de ENLACE, más de la mitad de los
estudiantes de primaria y secundaria tienen una educación “insuficiente”. En
español apenas 44%, y en matemáticas menos de 42% de los alumnos tienen
resultados buenos o excelentes.
Si agregamos el nivel de conocimientos en computación, ciencias
o inglés que posee la población, el país no cuenta con la calidad educativa que
exige su participación en la economía mundial. Esto se traduce en índices de
productividad y competitividad, y de desarrollo y bienestar inferiores a los que
exige la globalización.
No hay duda, pues, de que es necesario elevar la calidad de la educación; en todos los niveles y ciclos escolares, en áreas específicas del conocimiento, en el campo y las ciudades, y entre todas las clases sociales. Pero trasladar esta necesidad (y prioridad) a una política pública eficaz no ha sido fácil e incluso ha fracasado en varias vertientes. (El secretario de Educación, José ángel Córdova, no puede explicar por ello los avances particulares que se registran en ENLACE. No hay relación entre discurso y política y entre política y planeación.)
El enfoque ha estado equivocado. No porque no exista un modelo teórico/práctico adecuado al que se pueda recurrir de haber voluntad en las autoridades nacionales: basta revisar de manera integral las premisas y postulados de la Alianza por la Calidad de la Educación o las líneas de acción del Acuerdo 592 de la SEP o las bases de los planes de educación en estados como el de Puebla de manera destacada.
El problema no es la teoría, es la política. Se han perdido años valiosos al haber reducido el problema educativo a: 1) equiparar la calidad con el desempeño de los maestros, 2) canalizar las energías sociales a atacar a su organización sindical, y 3) complicar la colaboración entre autoridades y trabajadores.
Cuando las ONG exigieron compromisos del presidente electo durante la campaña redujeron la agenda educativa a temas políticos, de control y disciplina del SNTE. Y ahora que la organización empresarial más activa en la política de la educación, Mexicanos Primero, ha iniciado una campaña de opinión pública más, ésta no está dirigida a mejorar la educación sino a socavar la estructura del sindicato de maestros.
El riesgo que se corre de seguir esta ruta es que se imponga la visión reduccionista o, peor aún, distorsionada de lo que se necesita para mejorar la calidad educativa. Si en cambio el objetivo en que coincidimos es elevar la calidad educativa, entonces Mexicanos Primero no tiene una propuesta para el país en materia educativa.
Ya transcurrió más de una década del siglo XXI; una era de globalización e intensa competencia entre países emergentes como Brasil, Corea, India, Rusia, China. La política educativa es un instrumento fundamental en esta competencia. Pero México ha carecido de una política de largo plazo, coordinada entre todos los actores y dedicada a modernizar su sistema en forma integral.
Por ello, el próximo gobierno podrá elegir la salida fácil de creer (equivocadamente, ver documentos de la OCDE) que la calidad educativa depende exclusivamente del desempeño de los maestros, y aceptar que se politice la política pública, o bien, elaborar un programa integral, federalista, que abarque todas las áreas estratégicas de la educación. Si elige mal el camino, se perderá un sexenio más en el desarrollo de México.
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